Esta obra se convierte en una implacable denuncia de nuestra condición de meros espectadores, ante un mundo servido tan constantemente y devastadoramente por los múltiples artilugios mediáticos que ha abolido los últimos rincones de nuestra intimidad
Esta obra se convierte en una implacable denuncia de nuestra condición de meros espectadores, ante un mundo servido tan constantemente y devastadoramente por los múltiples artilugios mediáticos que ha abolido los últimos rincones de nuestra intimidad