La compleja sencillez de los versos que encierran estas páginas es el resultado de un conocimiento íntimo del pensamiento oriental que Arturo González Cosío ha asimilado en la teoría y en la práctica. Con la ambigua sonrisa de los budas, González Cosío contempla las mutaciones del tiempo y el espacio y desgrana sin prisa los poemas que llegan hasta nosotros como testimonio de su experiencia.