No somos ciudadanos, sino súbditos. Yendo un paso más allá, Valdecantos añade que, de hecho, "ciudadano" y "ciudadanía" son, en sí mismos, conceptos mixtificadores forjados para maquillar el rostro monstruoso de lo político. Por ejemplo, la doctrina
No somos ciudadanos, sino súbditos. Yendo un paso más allá, Valdecantos añade que, de hecho, ´ciudadano´ y ´ciudadana´ son, en s mismos, conceptos mixtificadores forjados para maquillar el rostro monstruoso de lo poltico. Por ejemplo, la doctrina