MONSENY BONIFASI, JOSEP (COORD.)
Aunque se están dando pasos para el cambio, aún se percibe demasiada homogeneidad y normalidad, que son factores que inciden directamente en lo que se denomina (tras)torno -alteración- de la conducta escolar. Los ritmos de aprendizaje iguales, marcados por señales acústicas horarias, están lejos de atender la diversidad. En la educación, lo homogéneo y lo normal constituyen una gran pared que necesita ser derrumbada para poder circular abiertamente por todos los caminos posibles, sin eludir los más tortuosos. Así se conseguirá llegar a todos y atender adecuadamente los verdaderos trastornos de conducta. Al lado de los profesionales de la educación, a menudo las familias -no todas- también participan de la obsesión normalizadora que va pareja a la exacerbada exigencia de seguridad. Ante esta situación no tardan en aparecer crisis y alarmas. Es entonces cuando unos y otros necesitan el apoyo de más profesionales de la pedagogía y, sobre todo, de la psicología y la psiquiatría que les permitan avanzar. Estos, a su vez, también están sometidos a los elementos principalmente exógenos propios del clima escolar y