Las universidades públicas presenciales son instituciones de educación superior complejas y multitarea, donde, a menudo, se confunde la docencia con la investigación y la transferencia. Esta complejidad se ha visto incrementada con la llegada de la COVID-19 a nuestras vidas, en el ya lejano mes de marzo del 2020. La propuesta crítica que propongo en este ensayo está relacionada con la necesaria ampliación de los procesos de enseñanza-aprendizaje de las universidades públicas y presenciales hacia otras modalidades no presenciales, entre las que destacan las semipresenciales (“blended learning”) y las virtuales (“e-learning”), que comenzaron a implantarse en nuestras instituciones de educación superior desde hace más de quince años, pero que ya forman parte de aquello que somos y hacemos en la actualidad (curso 2020-2021). Antes de la pandemia ya éramos “universidades híbridas”; tras la pandemia deberemos profesionalizar nuestras organizaciones con el fin de ser resilientes a los requisitos institucionales de un nuevo mundo post-coronavirus, sin perder nuestra esencia de instituciones de educación superior públicas y presenciales. En el relato que se recoge en el texto aparecen ejemplos de cómo hemos vivido en el Grado en Dirección y Gestión Pública y en el Máster “online” en Dirección Pública y Liderazgo Institucional de la Universidade de Vigo, el urgente tránsito de la docencia presencial a la virtual durante el primer estado de alarma de finales del curso 2019-2020; además de otros microrrelatos que nos ayuden a comprender cómo estamos viviendo el actual estado de alarma, a lo largo del curso 2020-2021 del que tendremos que extraer muchos aprendizajes tanto para la presente década como para las nuevas pandemias del futuro.