En Y todo fue mujer no es casual el hecho de que Alfonso Berlanga haya considerado a la mujer como la figura central de un texto tancoherente, riguroso y extraordinariamente bello, como el que nospresenta ahora; porque al fin y al cabo, queda mucho por hacertodavía, son muchas las heridas abiertas, mucho el dolor y lainjusticia, el miedo acumulado, la discriminación, los silencios y lacruel violencia que sobre ellas, las mujeres, ejerce el hombre y sudesnaturalizada conciencia.
Pero Berlanga, como siempre, acierta yanuncia un nuevo tiempo donde el hombre y la mujer, y viceversa, seacompañen, se ayuden mutuamente para transformar el mundo, secomplementen, se fundan en un solo cuerpo y una sola alma, y en éltriunfe el Amor, única y verdadera seña de identidad del génerohumano.