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10 AGO

Reedición de 'Crónicas Marcianas' de Ray Bradbury

Celebra los 60 años en castellano del ilustre libro publicado en Minotauro

Reedición de 'Crónicas Marcianas' de Ray Bradbury

Esta es la historia de tres héroes y un marciano. Explotó en agosto de 1955, en un verano de cohetes de plata, planetas rojos y perritos calientes, pero tardó décadas en gestarse. Del resultado, la creación de la editorial Minotauro y la aparición de su título fundacional, las Crónicas marcianas de Ray Bradbury (1920-2012) se cumplen estos días 60 años.

El primero de esos héroes se llamaba Sherwood Anderson y en 1919 publicó un libro fundamental para la narrativa norteamericana, un compendio de relatos entrelazados sobre un pueblecito que trata de adaptarse a la modernidad. El día en que ese libro, Winesburg, Ohio, llegó a manos de un joven de 24 años llamado Ray Bradbury, este pensó: “Ay, Dios. Si pudiera escribir un libro que fuese la mitad de bueno, pero ambientado en Marte, ¡sería increíble!”.

Quedaba así el futuro marcado para el segundo héroe, el editor de Doubleday Walter I. Bradbury (ningún parentesco). En junio de 1949, con 29 años, el aún inédito Ray, que llevaba desde la infancia soñando con poéticas expediciones espaciales, viajó de Waukegan (Illinois) a Nueva York para mover sus manuscritos. Allí, los editores le dijeron que buscaban novelas, pero él solo tenía cuentos aparecidos en revistas. Finalmente, Ray y Walter cenaron, y el segundo Bradbury dijo al primero: “Creo que ya ha escrito usted una novela. ¿Qué piensa de esa cantidad de cuentos marcianos que ha publicado? ¿No hay un hilo común escondido? ¿No podría coserlos, hacer una especie de tapiz, medio primo de una novela?”. “Dios mío”, respondió el escritor, “¡Winesburg, Ohio!”. Un día después, cobraba un anticipo de 1.500 dólares (1.360 euros) por Crónicas marcianas y el proyecto de El hombre ilustrado.

Y cinco años más tarde, un tercer héroe, el argentino Francisco Porrúa —uno de los más grandes editores en lengua española, responsable de descubrir y publicar Cien años de soledad, Rayuela o El señor de los anillos— estrenaba en Buenos Aires su recién creada editorial Minotauro con la contratación de ambos libros: el hoy conmemorado, que había conocido leyendo un artículo de Jean-Paul Sartre (otros dicen que por recomendación de Marcial Souto, su asesor en la sombra y amigo de Bradbury), acabó por traducirlo él mismo —como tantos en adelante— bajo el pseudónimo de Francisco Abelenda, su apellido materno.

Nacía así, gracias a los heroicos Anderson, Bradbury (Walter) y Porrúa, y gracias sobre todo a su propio talento y tesón —escribía 1.000 palabras diarias desde los 12 años—, el autor legendario, el amante de listas, gatos y viñedos, el futuro autor de Fahrenheit 451 y guionista de Moby Dick, uno de los más grandes renovadores de la ciencia ficción.

Alguien especial. Un marciano. El poeta de las estrellas.

 

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Crónicas Marcianas (ed. especial) en Babel

 

 

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