Tener hijos está bien. En eso estamos todos de acuerdo. Es unoáde los momentos más felices en la vida de una persona. Pero,ácomo diría el maestro Yoda, tiene también un lado oscuro: falta deásueño, pechos caídos, poco sexo (y rapidito), gritos, llantos y discusiones...á+Por qué nadie nos avisó antes de todo esto?Este libro no es una guía ni un manual de autoayuda, sino unárecuento de todas esas cosas, recogidas con humor ?la mejoráforma de sobrevivir? por una madre reciente y que, pese a teneráya tres niños, se siente aún una primeriza. La autora comparte asíásus sentimientos y sus vivencias personales de una forma abiertaáy realista, sin ocultar ni disfrazar los aspectos menos glamurososáde la maternidad, como la irrupción en el mundo del legging y delásujetador de abuela, los días en pijama y sin duchar hasta la horaáde comer, la aventura interminable de salir de casa con el bebé,ála constatación de que tus hijos tienen más vida social que tú oálas interesantísimas conversaciones de los adultos sobre ½caca,áculo, pedo, pis+.Descubrirás así que, antes que tú, otras madres y padres desesperadosáhan vivido algo similar, o peor. Y, pese a todo, algunos inclusoáse han mirado a los ojos y se han lanzado de nuevo a esaáaventura apasionante que es tener y criar a un hijo.
Tener hijos está bien. En eso estamos todos de acuerdo. Es uno de los momentos más felices en la vida de una persona. Pero, como diría el maestro Yoda, tiene también un lado oscuro: falta de sueño, pechos caídos, poco sexo (y rapidito), gritos, llantos y discusiones... ¿Por qué nadie nos avisó antes de todo esto?
Este libro no es una guía ni un manual de autoayuda, sino un recuento de todas esas cosas, recogidas con humor ?la mejor forma de sobrevivir? por una madre reciente y que, pese a tener ya tres niños, se siente aún una primeriza.
La autora comparte así sus sentimientos y sus vivencias personales de una forma abierta y realista, sin ocultar ni disfrazar los aspectos menos glamurosos de la maternidad, como la irrupción en el mundo del legging y del sujetador de abuela, los días en pijama y sin duchar hasta la hora de comer, la aventura interminable de salir de casa con el bebé, la constatación de que tus hijos tienen más vida social que tú o las interesantísimas conversaciones de los adultos sobre «caca, culo, pedo, pis».
Descubrirás así que, antes que tú, otras madres y padres desesperados han vivido algo similar, o peor. Y, pese a todo, algunos incluso se han mirado a los ojos y se han lanzado de nuevo a esa aventura apasionante que es tener y criar a un hijo.