La familia de Candela, la joven protagonista y narradora de esta novela, está compuesta por nueve mujeres, seis hermanas, la madre, la abuela y la tía Mary, inmersas en una realidad cotidiana que mucho se asemeja a una versión perversa de Mujercitas. Arrastrando unas historias personales de corte Almodovariano, sus vidas son una interminable ringlera de sueños robados, ilusiones perdidas, relaciones amorosas que a la postre desembocan en amargos desengaños, ingenuas y vanas esperanzas en un futuro más prometedor. Para escapar de este ambiente tan estimulante, Candela empezó a estudiar biología, pero pronto abandonó sus estudios y se puso a trabajar en una funeraria. Un día recibe el encargo de embalsamar al patriarca de una familia gitana, que ha manifestado su firme deseo de ser enterrado con su bastón, su sombrero y una foto del rey. Mientras se dispone a cumplir esta peculiar tarea, Candela descubre que en el bastón se oculta algo más que la esencia del anciano, algo que tiene la cualidad de suscitar un enorme interés entre la parentela del finado. Pero su sorpresa será aún mayor cuando, al entrar en contacto con la prole del difuinto, surge ante sus incrédulos ojos la proverbial perla negra, un hombre de los que ya no existe, la pura esencia de la masculinidad, ese tipo de varones que la nueva cultura urbana, posmoderna y feminizante ha conseguido borrar del horizonte de tantas mujeres ávidas de emociones fuertes. Tremendamente divertida, ácida y sarcástica, esta primera novela de Angela Vallvey, ganadora del Premio Nadal 2002 con su libro Estados carenciales, pinta un cuadro, entre grotesco y atribulado, de una mujer de hoy víctima del desencanto de vivir, de la soledad y del cinismo con que a menudo las mujeres ven recompensados sus sinceros esfuerzos por conseguir un destello de felicidad en el mezquino transcurso de la cotidianidad.