Este segundo volumen de Actores y actuación recoge reflexiones sobre la interpretación actoral a cargo de actores, directores y teóricos nacidos entre 1863 y 1914, es decir, desde Stanislavski a Alec Guinness. El célebre director y pedagogo ruso Konstantín Stanislavski fue el primero en sistematizar una serie de técnicas y recursos actorales empleados hasta entonces de forma bastante intuitiva; también fue pionero en organizar un sistema pedagógico y un entrenamiento fundamentados en ejercicios de aplicación universal. Antes, la transmisión de conocimientos se hacía básicamente del actor veterano al principiante, y casi siempre a partir de la imitación del primero. El método creado por el ruso resultó tan sólido que provocó la aparición de otros, algunos de ellos opuestos frontalmente al suyo, dando lugar a una extraordinaria diversidad de técnicas y escuelas.
Entre los nuevos maestros cabe destacar a Richard Boleslavski, defensor de la reflexión y la introspección psicológica perfectamente estructurada en una batería de ejercicios; a Evgueni Vajtángov, partidario de una escuela y un método; o a Bertolt Brecht, enemigo de la identificación con el personaje. Dentro de un mismo país y una misma época encontramos la exigencia de la conciencia del actor en escena, característica de Lee Strasberg, y las teorías de Sanford Meisner, que obliga a sus alumnos a dejarse llevar por el primer impulso emocional. Por supuesto, también descubrimos a partidarios del eclecticismo, como Igor Ilinski, el actor de Meyerhold para quien cualquier método es bueno con tal de que ayude al intérprete a encontrar a su personaje y a sentirse a gusto en él.
Jorge Saura estudió en la Facultad de Dirección del GITIS, Instituto Nacional de Arte Teatral de Moscú. De vuelta en Madrid formó parte del Teatro Guirigai antes de unirse como ayudante de dirección, profesor de interpretación y asesor literario al recién creado Teatro de La Abadía. Desde 1998 hasta su jubilación en 2018 fue profesor en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD). Como investigador colaboró con el Instituto del Teatro de Madrid y en las revistas ADE, Primer Acto y Acotaciones. Junto con su esposa, Bibicharifa Jakimziánova, tradujo del ruso e introdujo en nuestro país a figuras teatrales de la talla de Meyerhold, Stanislavski o Chéjov. Además de en la presente antología, participó en numerosos libros de esta editorial como El último Stanislavski, La palabra en la creación actoral, En la senda de Stanislavski: escritos de Nemiróvich-Dánchenko, etc. Falleció en 2024.