Inspirada en un conocimiento íntimo, sostenida por un vasto saber,esmaltada de recuerdos personales, esta biografía de una región estambién en parte una autobiografía. andalucía, cuyos lunares sonSevilla, Granada, Córdoba, Ronda y tantas otras ciudades, a menudodescritas con ternura y, a veces, con ferocidad, Michel del Castillocuenta los atractivos y los defectos que son su esencia. De esaencrucijada de civilizaciones católica, judía y musulmana, traza elpasado de armoniosa coexistencia cultural y religiosa, los desgarrosde la Inquisición y del franquismo. Sobre todo, nos muestra cómoAndalucía ha sabido siempre transformar sus dichas y desdichas, lasfases de su arte multicultural, la intensidad de sus paisajes en unprincipio vital, el estilo, que se traduce constantemente en un gesto, una mirada, una forma de moverse, un ritmo, originales en cada ciudad y, sin embargo, propios de toda Andalucía. Esa facultad es la queengendró las corridas de toros, el flamenco, el cante jondo, elduende, frutos de una Andalucía que se transforma, pero nunca setraiciona.
Michel del Castillo nació en Madrid