En plena Primera Guerra Mundial, justoáantes de la toma de Varsovia, una mujeráse jugaba la vida en el frente. Se tratabaáde la española Sofía Casanova, la primeraácorresponsal de guerra de la historia, queáescribía sus reportajes para ABC, visitandoálas trincheras y denunciando la brutalidadáde la contienda. Lejos de la tranquilidadáque alguna vez Sofía había imaginado parasu vida, se encontraba en Polonia cuandoáestalló la guerra. La extraordinaria vida deáesta mujer empezó cuando, siendo niña,ásu padre abandonó a su familia y se vieronáobligados a mudarse desde su Galiciaánatal a Madrid. Allí, pronto despuntó en losáestudios y frecuentó los círculos más selectos.áEl día que la conoció el diplomático yáfilósofo polaco Wincenty Lutoslawski supoque tenía que ser su mujer. Después de unáarrebatador noviazgo, se casaron y se marcharona Polonia, el primero de sus destinos.Pero al cabo de los años, Lutoslawskiárepudió a Sofía y esta tuvo que buscarseála vida para seguir alimentando a sus hijas.
En plena Primera Guerra Mundial, justo antes de la toma de Varsovia, una mujer se jugaba la vida en el frente. Se trataba de la española Sofía Casanova, la primera corresponsal de guerra de la historia, que escribía sus reportajes para ABC, visitando las trincheras y denunciando la brutalidad de la contienda. Lejos de la tranquilidad que alguna vez Sofía había imaginado para su vida, se encontraba en Polonia cuando estalló la guerra. La extraordinaria vida de esta mujer empezó cuando, siendo niña, su padre abandonó a su familia y se vieron obligados a mudarse desde su Galicia natal a Madrid. Allí, pronto despuntó en los estudios y frecuentó los círculos más selectos. El día que la conoció el diplomático y filósofo polaco Wincenty Lutoslawski supo que tenía que ser su mujer. Después de un arrebatador noviazgo, se casaron y se marcharon a Polonia, el primero de sus destinos. Pero al cabo de los años, Lutoslawski repudió a Sofía y esta tuvo que buscarse la vida para seguir alimentando a sus hijas.