Estas páginas se ocupan de algunas de las huellas visibles, a un tiempo concretas y alegóricas, que una de las nociones centrales que han organizado nuestro imaginario colectivo a lo largo de los siglos, ha venido dejando en el cuerpo del cinematógrafo. Pensada por la antigüedad clásica como una patología causada por la presencia en el cuerpo humano de la bilis negra, asociada por algunos autores modernos a una tristeza vaga y permanente capaz de suspender cualquier interés del sujeto hacia el mundo exterior, hoy vemos a la " melancolía " como una " auténtica enfermedad cultural " , como una " irremplazable metáfora heurística " (Yves Hersant) para comprender tanto el pasado como los agitados tiempos que vivimos. +Debe sorprendernos, por tanto, que la " melancolía " haya encontrado caldo de cultivo preferente en el que ha sido el arte del siglo XX? En este volumen se recogen, desde Europa hasta América sin desdeñar los confines de Bengala o Japón, algunas muestras señeras que adopta el pensamiento fílmico cuando se apropia del citado concepto. Con el fin de mostrar que " cine y melancolía " forman una pareja indisoluble.
Estas páginas se ocupan de algunas de las huellas visibles, a un tiempo concretas y alegóricas, que una de las nociones centrales que han organizado nuestro imaginario colectivo a lo largo de los siglos, ha venido dejando en el cuerpo del cinematógrafo.
Pensada por la antigüedad clásica como una patología causada por la presencia en el cuerpo humano de la bilis negra, asociada por algunos autores modernos a una tristeza vaga y permanente capaz de suspender cualquier interés del sujeto hacia el mundo exterior, hoy vemos a la " melancolía " como una " auténtica enfermedad cultural " , como una " irremplazable metáfora heurística " (Yves Hersant) para comprender tanto el pasado como los agitados tiempos que vivimos. ¿Debe sorprendernos, por tanto, que la " melancolía " haya encontrado caldo de cultivo preferente en el que ha sido el arte del siglo XX?
En este volumen se recogen, desde Europa hasta América sin desdeñar los confines de Bengala o Japón, algunas muestras señeras que adopta el pensamiento fílmico cuando se apropia del citado concepto. Con el fin de mostrar que " cine y melancolía " forman una pareja indisoluble.