En estos tiempos en los que hemos sido embestidos y sometidos por una calamidad de carácter universal, los miedos, las miserias, las mezquindades, los egoísmos, por desgracia, han aflorado como las flores en primavera. Y el cuerpo social ha quedado abonado para el crecimiento y desarrollo de actitudes antidemocráticas y totalitarias, disfrazadas como siempre con el señuelo de la libertad y de las soluciones milagrosas.
La advertencia, una vez más, contra este tipo de actitudes y razonamientos, revestidos de la lógica más aplastante, es el núcleo de la metáfora que esta novela quiere trasladar a los lectores con un lenguaje preciso y rico, con un conocimiento profundo de las estructuras narrativas y con una honestidad ética difícil de encontrar en el tiempo presente.