En septiembre de 1954 apareció en Venezuela la revista Ciencia Aeronáutica, publicación que sorprende por la novedad y vanguardia de sus secciones, artículos y colaboradores procedentes de círculos tecnocientíficos iberoamericano y anglosajón. Desde sus primeros números fue importante la presencia de autores españoles vinculados a diferentes ámbitos de la ciencia y la técnica aeronáutica y astronáutica. Emilio Herrera es presentado como colaborador destacado en su número cinco correspondiente a febrero de 1955. En los siete años que duró su colaboración publicó un total de 43 artículos. Versaron prioritariamente sobre Astronáutica, con especial atención a analizar la complejidad de la conquista del espacio, iniciada en aquellos años por soviéticos y norteamericanos. Su agudeza le llevó a plantear algunas cuestiones que aún hoy siguen ocupando a autores, si bien más cercanos a la ficción que a la ciencia, como las hipótesis derivadas de aplicar la Teoría de la Relatividad a los viajes interestelares, las paradojas derivadas de los desplazamientos a velocidades próximas a la luz, para salvar las distancias interestelares, y los efectos biológicos que tendrían inevitablemente en sus protagonistas. En otro conjunto de artículos se ocupó del desarrollo de los satélites artificiales y sus posibles aplicaciones pacíficas y bélicas, como las que resultarían de convertirlos en plataformas de armas disuasorias pero operativas contra cualquier país considerado enemigo. Fue su personal visión de una futura Guerra de las Galaxias. Probablemente para distender las preocupantes conclusiones de algunos de sus artículos, los alternó con otros en los que abordó la historia del vuelo, los comienzos de la aerostación, de los dirigibles y del avión, de especial interés fueron los que dedicó a la teoría del autogiro, y realmente sorprendente el que dedica al proyecto que presentó al gobierno francés para poner en orbita terrestre una cápsula espacial tripulada a partir de un cohete basado en la V-2 alemana. Sus artículos en la publicación venezolana constituyen una etapa singular pero complementaria de Emilio Herrera como autor en revistas especializadas prestigiosas como L'Aérophile, Le Génie Civil, Ingenieurs et Techniciens, Revue de l'Aluminium, todas ellas en lengua francesa. Sin duda la oportunidad de recuperar sus colaboraciones en castellano le animaron a aceptar la propuesta, cuando aún no se habían apagado los éxitos de sus alocuciones científicas para Radio France Internacional en sus emisiones para España e Iberoamérica. Escribir y comunicarse en castellano sobre ciencia y tecnología aeronáutica y astronáutica, constituyeron para él una oportunidad que no dejó pasar, y a la que su renuncia le debió resultar muy penosa. De aquí el interés de estos artículos que nos permiten acceder a sus textos tal y como fueron publicados en su día y que constituyen un capítulo importante de su obra, que ahora la Fundación AENA aproxima a los interesados en la vida y obra de Emilio Herrera Linares y, además, son una valiosa contribución para generar cultura científica en el ámbito de ciencias tan sugerentes como la aeronáutica y astronáutica. Sus colaboraciones cesaron abruptamente como personal y directa forma de manifestar su disconformidad con las declaraciones que el director de la revista manifestó a raíz de su visita a la España sojuzgada.