De modo similar a como Canaletto, el pintor de Venecia, nos ofrece, cambiando las proporciones y la perspectiva, suprimiendo elementos reales y añadiendo otros ficticios o tomando un punto de vista imposible, una Venecia imaginaria. Esther Tusquets, en este último libro amalgama realidad y ficción, memoria y fantasía, en cuatro castas, escritas por la protagonista a otros tantos personajes a los que en distintos momentos de su vida ha amado, y donde pretende reflejar no sólo su evolución personal, sino los cambios sociales y políticos que van desde el final de la guerra civil hasta poco después de la muerte de Franco.