CUANDO LOS MUÑECOS DE LA TELE TENIAN UN SEÑOR DENTRO

CUANDO LOS MUÑECOS DE LA TELE TENIAN UN SEÑOR DENTRO

DE LAS CODERAS A LAS CASETES: LOS 80 SI QUE MOLABAN

19,90 €
IVA incluido
Disponible en 48h
Editorial:
TEMAS DE HOY
Año de edición:
Materia
Literatura de humor
ISBN:
978-84-9998-432-2
Páginas:
232
Encuadernación:
CUARTO - RUSTICA
Colección:
19,90 €
IVA incluido
Disponible en 48h

½LOS NIÑOS HABLAN RAROY NO ES EL ACENTO+ Roberto Leal, presentador del programa España directo,áde TVE, reflexiona con mucho humor y desde su experienciaásobre cómo éramos en los ochenta: los videojuegos deáentonces, las películas y programas de televisión con los queácrecimos, nuestros juegos del recreo, las modas de nuestrosáaños mozos, cómo ligábamos en la edad del pavo o qué haásupuesto en nuestras vidas la llegada de la tecnología.? +Por qué mi madre me mete en su grupo de wasap?? Perdone, +esto que me acaba de servir es un gin tonicáo un acuario?? Yo me voy de vacaciones para contarlo en Twitter? La barba de tres días o cómo pasar de feo a atractivoáde forma barata? Yo gané el Roland Garros en una Atari UN LIBRO AMABLE, CON UN ENFOQUEáDESENFADADO Y AMENO. HUMOR Y NOSTALGIAáPARA ENCAJAR EL PASO DE LOS AÑOS

Roberto Leal, presentador del programa España directo, de TVE, reflexiona con humor y desde su experiencia sobre cómo éramos en los ochenta: los videojuegos de entonces, las películas y programas de televisión con los que crecimos, nuestros juegos del recreo, las modas de nuestros años mozos, cómo ligábamos en la edad del pavo o qué ha supuesto en nuestras vidas la llegada de la tecnología. Los 80 sí que molaban«Importante. Antes de comenzar a leer esto: Abre YouTube. Busca Joe Cocker. Pincha en la primera canción que te sale: «With a little help from my friends». Dale al play. Llora. Recuerdo aquellos maravillosos años. Aquellos días en los que cuando uno quería quedar con sus amigos, se acercaba a la puerta de su casa y lo llamaba a voces. No había móvil, no existían los SMS, el wasap, el teléfono de casa solo era para cosas importantes ¿pero qué importaba? Después de cuatro ¡Antonioooooo! tu colega asomaba la cabeza por la ventana y, con un simple ¡ya voy, joe!, en dos minutos estaba enla calle. Recuerdo aquellas mañanas acompañando a mi madre ala panadería. Ella compraba el pan del día y a ti se te iban los ojos detrás de los tres pastelitos de colores del momento: el bony (chocolate por fuera y mermelada de fresa), el tigretón (cubierto de chocolate y relleno de nata) y, por supuesto, la pantera rosa (relleno de nata y recubierto de algo rosa que la NASA todavía no ha descubierto qué es). Pastelitos que tenían hasta su propia canción, sus propios chistes». 

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