La historia en marcha de nuestro tiempo suma multitud de cambios que alteran toda imagen y experiencia del mundo. De la globalización cultural a nuestra más íntima conciencia quedan afectadas. Los observadores ensayan calificaciones con las que atrapar el sentido del problema que desazona y convierte el bienestar en algo insatisfactorio: nihilismo, posmodernismo, tiempo líquido, glocal, andrógino? pero sin conseguirlo. La propia dificultad ilustra la magnitud del reto que nos interpela constantemente. Un mismo problema se manifiesta en la ciencia y la tecnología, la salud, las dificultades que sufre la juventud, o en las recurrentes crisis económicas y morales. La pluralidad y hondura de sus manifestaciones exige un cambio en la escala e instrumentos con los que conviene abordarlo, de ahí la amplitud de la comparación en el tiempo, entre autores y en los campos de experiencia, así como el uso interdisciplinar de las ciencias sociales, la filosofía y el arte.
De Goya a Nietzsche, de Lévi-Strauss a Walter Benjamin y Wittgenstein, de Ortega y Heidegger a Byung-Chul Han, De Mary Douglas a Carl Gustav Jung y T