CANALES, CARLOS / DEL REY, MIGUEL
La humanidad ha practicado la guerra naval desde hace 3000 años. El control de los mares y el comercio que fl orecía a través de sus aguas fue, de forma constante, una de las necesidades primordiales para poder mantener un imperio. Por ello, combatir en el mar se convirtió en una prueba de nervios e ingenio. Un maratón de resistencia y fi rmeza -a menudo ingrato, pero siempre de importancia crítica-, en el que se aplicaban nuevas tecnologías o formas de combatir inimaginables solo unos pocos años antes. Incluso hoy está de gran actualidad en los centros de estudios estratégicos y militares el concepto From The Sea, es decir, la proyección del poder militar desde el mar sobre el litoral enemigo. Pero, +qué convierte una batalla en decisiva o la hace más importante que otra? Este libro busca la respuesta y refl exiona conjuntamente sobre la teoría y la práctica de esta forma de guerra, sus fracasos y sus logros pues como, afi rmaba Plutarco, ½La ambición del hombre nunca tiene límites. Es imposible que dos reinos estén en contacto sin llegar al enfrentamiento armado+.
La humanidad ha practicado la guerra naval desde hace 3000
	años. El control de los mares y el comercio que fl orecía a través
	de sus aguas fue, de forma constante, una de las necesidades
	primordiales para poder mantener un imperio.
	Por ello, combatir en el mar se convirtió en una prueba de nervios
	e ingenio. Un maratón de resistencia y fi rmeza -a menudo
	ingrato, pero siempre de importancia crítica-, en el que se
	aplicaban nuevas tecnologías o formas de combatir inimaginables
	solo unos pocos años antes. Incluso hoy está de gran actualidad
	en los centros de estudios estratégicos y militares el concepto
	From The Sea, es decir, la proyección del poder militar desde el
	mar sobre el litoral enemigo.
	Pero, ¿qué convierte una batalla en decisiva o la hace más
	importante que otra? Este libro busca la respuesta y refl exiona
	conjuntamente sobre la teoría y la práctica de esta forma de
	guerra, sus fracasos y sus logros pues como, afi rmaba Plutarco,
	«La ambición del hombre nunca tiene límites. Es imposible que
	dos reinos estén en contacto sin llegar al enfrentamiento armado».