Los mejores libros jamás escritos.½A una breve tristeza (digo breve porque se contiene en pocas lÃneas) seguirán prestamente la dulzura y el placer.+Giovanni Boccaccio logró con el Decamerón, en palabras del premio Nobel Hermann Hesse, ½la primera gran obra maestra de la narrativa europea+. Titulado asà por la palabra griega que designa ½diez jornadas+, es sin duda uno de los grandes monumentos de la literatura universal. Siete damas y tres jóvenes se retiran a una villa situada a las afueras de Florencia huyendo de la peste de 1348. Allà permanecen diez dÃas con sus diez noches y, para distraerse, cada uno de ellos debe hacerse cargo de una jornada completa de entretenimiento. La actividad principal es la narración de cuentos de amor y muerte y engaño, protagonizados por clérigos lascivos, reyes locos, amantes taimados y milagreros farsantes, entre otros personajes.Abre esta edición el célebre ensayo ½Boccaccio medieval+, donde Vittore Branca disecciona el espÃritu boccacciano para reivindicar su gozosa tradición medieval y rechazar las lecturas renacentistas espurias y forzadas.
Los mejores libros jamás escritos.«A una breve tristeza (digo breve porque se contiene en pocas lÃneas) seguirán prestamente la dulzura y el placer.»Giovanni Boccaccio logró con el Decamerón, en palabras del premio Nobel Hermann Hesse, «la primera gran obra maestra de la narrativa europea». Titulado asà por la palabra griega que designa «diez jornadas», es sin duda uno de los grandes monumentos de la literatura universal. Siete damas y tres jóvenes se retiran a una villa situada a las afueras de Florencia huyendo de la peste de 1348. Allà permanecen diez dÃas con sus diez noches y, para distraerse, cada uno de ellos debe hacerse cargo de una jornada completa de entretenimiento. La actividad principal es la narración de cuentos de amor y muerte y engaño, protagonizados por clérigos lascivos, reyes locos, amantes taimados y milagreros farsantes, entre otros personajes.Abre esta edición el célebre ensayo «Boccaccio medieval», donde Vittore Branca disecciona el espÃritu boccacciano para reivindicar su gozosa tradición medieval y rechazar las lecturas renacentistas espurias y forzadas.