En el primer Diálogo, De la vida privada, el autor reflexiona desde la perspectiva epicúrea sobre la filosofía y la vida retirada de lo mundano que debe llevar el verdadero filósofo. En el segundo, De las raras y eminentes cualidades de los asnos de nuestro tiempo, con un tono irónico que nos recuerda a Luciano, incide en la necesidad de la suspensión del juicio y la negación del saber convencional. El asno aparece aquí como metáfora de la ignorancia humana.