Si se suele recordar a Leopoldo Alas, Clarín, como el autor de eseextraordinario fresco de la vida provinciana que es La Regenta,no menos justo resulta constatar que el ovetense fue también unconsumado maestro en el arte del relato corto. Sus personajes,construidos con sagaz penetración, resultan casi dolorosamentereales. En estos cuentos importa menos la trama que los pequeñosmatices reveladores, menos la acción que el momento de epifaníaen que las conciencias afloran desnudas, mostrando la grandeza ola mezquindad del ser humano en su lucha por la vida.Casadas perfectas e imperfectas, actores de teatro de segunda fila,galanes otoñales y eruditos en descanso balneario protagonizanestas historias en las que el trazo psicológico y la sustancia moralno dejan lugar a dudas: estamos ante uno de los grandes escritoresespañoles de todos los tiempos y su obra resulta más vigente quenunca.
Si se suele recordar a 
Leopoldo Alas, Clarín, como 
el autor de ese
extraordinario fresco de la 
vida provinciana que es La 
Regenta,
 no menos justo resulta 
constatar que el ovetense 
fue también un
 consumado maestro en el 
arte del relato corto. Sus 
personajes,
 construidos con sagaz 
penetración, resultan casi 
dolorosamente
reales. En estos cuentos 
importa menos la trama que 
los pequeños
matices reveladores, menos 
la acción que el momento de 
epifanía
en que las conciencias 
afloran desnudas, mostrando 
la grandeza o
la mezquindad del ser humano 
en su lucha por la vida.
Casadas perfectas e 
imperfectas, actores de 
teatro de segunda fila,
galanes otoñales y eruditos 
en descanso balneario 
protagonizan
estas historias en las que 
el trazo psicológico y la 
sustancia moral
no dejan lugar a dudas: 
estamos ante uno de los 
grandes escritores
españoles de todos los 
tiempos y su obra resulta 
más vigente que
nunca.