Bruna es una mujer asediada por las culpas y los miedos, los conflictos y desafíos propios de su generación, a partir del nacimiento de Luz, afectada por parálisis cerebral. A sus treinta y cinco años, tras un largo peregrinaje en busca de raíces, un camino de reconstrucción entre los pedazos dejados por la separación de sus padres, varias parejas fallidas y un aborto a cuestas, la vida decide poner a prueba una vez más a la joven madre, “compañera de barco de la gran familia humana”.
La presencia de Luz implica una transformación radical que llevará a Bruna a una forma de ser más madura, profundamente conectada con los valores de la naturaleza y la comunidad, devolviéndole una libertad interior que desemboca en un nuevo sentido de integridad personal. El amor era esto traza una noción de amor basada en el respeto de todas las formas de vida, un tipo de amor que “va más allá de los músculos atrofiados, de la dentadura torcida y la mirada estrábica”, un amor que rompe las barreras que llevan la discapacidad infantil a la exclusión, abandono o rechazo. Un cuento que contempla la preciosa complejidad de los seres, la variabilidad constante, la necesidad de autodescubrimiento y de expresión, un llanto desgarrador que grita sí a la vida.