Año de Nuestro Señor de 1217. En la oscuridad de una lóbrega mazmorra de la Valencia almohade, un joven desgrana la crónica de sus últimos cinco años de aventura. Heredero de la tradición guerrera aragonesa, Diego de Marcilla halla en su Teruel natal un amor puro que choca con las ambiciones de don Pedro de Segura, el padre de su enamorada, Isabel. Obligado a abandonar su ciudad, Diego parte con el ejército de Pedro II en una odisea que lo arrastrará a luchar en las tomas de Malagón o Calatrava, y en las batallas de Las Navas de Tolosa y Muret. Diego surcará el peligroso Mediterráneo, plagado de corsarios, hasta Tierra Santa, donde afrontará las intrigas palaciegas y la omnipresente amenaza sarracena. Con un estilo evocador y una rigurosa fidelidad a la Historia, al estudio militar y a las bases de la tradición, El caballero del alba nos traslada a un tiempo de guerra para ser testigos de una de las más bellas leyendas españolas: la de los Amantes de Teruel. Sebastián Roa (1968) es autor, entre otras novelas, de Venganza de sangre, La loba de al-Andalus y El ejército de Dios, todas ellas publicadas por Ediciones B.
Con un estilo evocador y una rigurosa fidelidad a la historia, al estudio militar y a las bases de la tradición, El caballero del alba nos traslada a un tiempo de guerra para ser testigos de una de las más bellas leyendas españolas: la de los Amantes de Teruel.Año de Nuestro Señor de 1217. En la oscuridad de una lóbrega mazmorra de la Valencia almohade, un joven desgrana la crónica de sus últimos cinco años de aventura.Heredero de la tradición guerrera aragonesa, Diego de Marcilla halla en su Teruel natal un amor puro que choca con las ambiciones de don Pedro de Segura, el padre de su enamorada, Isabel.Obligado a abandonar su ciudad, Diego parte con el ejército de Pedro II en una odisea que lo arrastrará a luchar en las tomas de Malagón o Calatrava, y en las batallas de Las Navas de Tolosa y Muret.Diego surcará el peligroso Mediterráneo, plagado de corsarios, hasta Tierra Santa, donde afrontará las intrigas palaciegas y la omnipresente amenaza sarracena.
