Mary Shelley, hija del pensador radical William Godwin y esposa del poeta Percy Bysse Shelley, dio un nuevo impulso a la literatura gótica con la creación de uno de los mitos básicos del género: Frankenstein o el moderno Prometeo, una historia de terror que ha estremecido a las generaciones de lectores y cuya actualidad permanente han garantizado las numerosas adaptaciones cinematográficas, la última de las cuales -en cuidada producción de Francis Ford Coppola- intenta respetar el espíritu de la obra de Mary Shelley. En la noche del 16 de junio de 1816, después de una velada en que Lord Byron y P.B. Shelley discutieron sobre el galvanismo, los experimentos del doctor Erasmus Darwin y la posibilidad de descubrir el principio vital y conferirlo a la materia interte, Mary tuvo una pesadilla en la cual un estudiante obsesionado con la creación de vida artificial despierta y contempla horrorizado a su espantoso engendro. A partir de esta visión de pesadilla, Mary Shelley construyó una historia destinada no sólo a despertar el horror, sino a proponer una reflexión moral sobre la naturaleza humana y la génesis del mal.