Las mantis religiosas me dan miedo. Me encanta el chocolate amargo. Cacao 90%, a ser posible. La gente mayor es una de mis debilidades. Las personas arrítmicas, otra. Me encanta viajar en tren. Soy acuario, aunque no sepa qué quiere decir, si es que significa algo. Soy habladora, espontánea y genuina. También cabezota. Viajar en avión me pone melancólica. A veces me pongo la peineta -figuradamente-, muy pasional con la vida. Otras, muy vikinga y racional. Vivo en constante búsqueda del amor y la belleza, en todas sus formas y representaciones. Aunque, ¿quién no?, me pregunto. Prefiero pasar el día entero con moscas que la noche entera con mosquitos. Las plantas me llenan de alegría. Tengo treinta y dos años. Recuerdo el año en que cumplí cinco años, el 5 de febrero, y mi hermana siete años, el 7 de febrero. La luz del día que más me gusta es la del final de la tarde, la que solo ilumina la parte superior de los edificios. O la primera del amanecer. También vivo en constante búsqueda de la luz. ¿Y quién no?, me pregunto también. La vida. Tras más de una década dedicándose a la música, seis álbumes publicados