El trasfondo social de La feria de las vanidades viene determinado por el período de la Regencia y por la veloz transición hacia la era victoriana, es decir, un mundo en rápida transformación cuya fluidez constituye un desafío a los valores tradicionales. La novela puede verse como la crónica de una nación en fuga hacia la modernidad, así como un intento por encontrar sentido a las nuevas condiciones cosiales desde al ángulo conservador de un literato con pretensiones de hidalguía. La feria de las vanidades es un fiel retrato de la burguesía mercantil de Londres que aspira a integrarse en la nobleza, pero también lo es del ejército, el clero anglicano o la administración colonial.