Después de naufragar el barco en que viajaban hacia América, juana y su hermano Tomás se despiertan en una hermosa playa desconocida. Han sobrevivido a la tormenta, pero no consiguen hablar, pues el fuerte viento les ha arrebatado las palabras. A su encuentro acuden el señor Enrique y su sobrino, quienes serán los encargados de devolverles el lenguaje antes de la llegada del próximo barco.