Una de las cosas que más atemoriza es saber que algo no es lo que aparenta ser. Esto obliga a permanecer alerta, temiendo a lo desconocido. Las brujas de este relato tienen un aspecto amigable, tras el que ocultan una maldad sin límites, capaz de liquidar a todos los niños que se les pongan por delante y convertirlos sin miramientos en ratones o cucarachas. El humor y la ternura permiten aliviar una tensión que se haría insoportable si se tratara de un libro serio, pues lo que nos relata es que el mal está presente en el mundo y que muchas veces se impone sobre el bien.
Las brujas de todo el mundo, bajo la apariencia de señoras corrientes, están celebrando su convención anual en el hotel Magnífico. Han decidido aniquilar a todos los niños convirtiéndoles en ratones con una apestosa poción, el Ratonizador de Acción Retardada. Pero en ese mismo hotel también están el protagonista de esta historia y su abuela que conseguirán vencerlas gracias al ratonizador mágico.