Durante miles de años, los seres humanos hemos contemplado sobrecogidos el firmamento. Esa bóveda infinita despertaba temor, respeto e invitaba a las ensoñaciones. El cielo siempre se mantuvo en silencio, entregándonos extraños mensajes, invariablem
Durante miles de años, los seres humanos hemos contemplado sobrecogidos el firmamento. Esa bóveda infinita despertaba temor, respeto e invitaba a las ensoñaciones. El cielo siempre se mantuvo en silencio, entregándonos extraños mensajes, invariablem