LEYENDAS TOPOGRAFICAS

LEYENDAS TOPOGRAFICAS

15,00 €
IVA incluido
Disponible en 48h
Editorial:
CUADERNOS DEL LABERINTO
Año de edición:
Materia
Narrativa española e Iberoamericana
ISBN:
978-84-18997-40-2
Páginas:
52
Encuadernación:
Rústica
15,00 €
IVA incluido
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Se entrelaza prosa poética y verso en un universo onírico, irreal, borgiano cuyos personajes son litófilos, ciegos, mudos, verborreicos, fugitivos, buscadores?En este libro hay dos libros cuyo vínculo es tan estrecho que casi es uno. En Leyendas topográficas se entrelaza prosa poética y verso en un universo de micromundos que surcan cada página. El narrador habla de lugares que conoce, de los que le han hablado, que intuye o vislumbra como la Isla Escondida o Isla Encubierta que «Brotaba y se hundía constantemente en el mar Atlántico». Daniel Bolado ha creado un mundo onírico, irreal, borgiano cuyos personajes son litófilos, ciegos, mudos, verborreicos, fugitivos, buscadores? «aunque nadie busca un horizonte cuando se es parte de él». Podrían parecernos lejanos, sin embargo, los sentimos reales y próximos porque, a menudo, actúan como nosotros, «sin escuchar al que esta / al lado, / por escuchar lo que se diría en otro sitio y en otro / momento». La delicadeza se mezcla con el humor negro en una reflexión sobre la vida donde las criaturas que pueblan las Leyendas topográficas libran una lucha inconsciente contra la extinción. Esto es lo que no pudieron evitar los protagonistas de la segunda parte del libro, titulada precisamente Historias de extinción que brota como un reflejo, como el eco de un espejo que ha sucumbido al paso del tiempo pues «A mitad de camino siempre está el final».
10.
Entre las gotas del rocío existe un reino de cristal que sólo parpadeando se puede percibir. Nada se rompe en ese mundo. Sus habitantes son ligeros y silenciosos. Dentro, se es brillo o pluma, no hay más. Ahí lo brusco es un aleteo, un resplandor repentino.
No hay miedo en esta fragilidad de vuelo y luz tenue.


ORNITORRINCO
Al ornitorrinco se le calificó de animal paradójico porque tenía tetillas de mamífero, pico de pato, patas palmeadas y ponía huevos. Estudiando su cuerpo disecado se llegó a la conclusión de que no existía, que era un truco, algo creado en el oriente, como las famosas sirenas que hacían los chinos con monos y cola de pez, cosidos de una manera tan sutil, que parecían reales.
Menos mal que se dudó de su existencia durante muchos años, si no, tal vez, ya no existirían, como las sirenas, que se creyó tanto en ellas que no necesitaron existir para desaparecer.