¿Quién no tiene enemigos? El tango-canción no escapó a esta fatalidad. Durante muchos años, al contemplar su decadencia, se diagnosticó la invasión de «ritmos foráneos» como la bestia negra a combatir. Por una disposición estatal, se logró allá por la década del cincuenta que en las radios, salas de baile y espectáculos debía propalarse obligatoriamente un porcentaje mayoritario de música nacional. Fue inútil. Los inefables «ritmos foráneos» siguieron apareciendo y desapareciendo al compás del almanaque, que es universal. Recordemos: el bolero, el baión, la rumba, el twist, el Calipso, el pata-patay el mundo siguió y seguirá andando. Las bellas y sentidas letras de tantos extraordinarios tangos tenían un enemigo mucho más insidioso que los cacareados «ritmos foráneos», y más difícil de localizar, porque también se denominaban tangos. Al menos así se inscriben en los registros autorales. Su origen es tan remoto como los principios del género, pero su exquisito pináculo lo podemos situar en las décadas del cincuenta y sesenta, en las que se popularizaron cantidad de «tangos» de autores expertos a más no poder en ramplonerías y situaciones absurdas, afirmaciones insensatas y perogrullescos refranes. Hemos seleccionado cien de estas joyas. A disfrutarlas.
Enrique Espina Rawson. Periodista y escritor nacido en Buenos Aires. Se ha especializado en el estudio de la vida y la obra de Carlos Gardel como fundador y Presidente del Centro de Estudios Gardelianos y Secretario de la Fundación Carlos Gardel. Ha publicado Romances de tango, junto a Lucía Gálvez, Disparen sobre Gardel, El tango le dice a Borges, Archivo Gardel, con Alfredo Echaniz, Gardel inédito y Sherlock Holmes en Buenos Aires. Como secretario de la Comisión de Homenaje a Carlos Gardel de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, ha presentado diversos proyectos sobre el tema, tales como la colocación de una placa en nombre de este cuerpo en la última residencia del cantor en París, Rue L'Arcade 14 y la declaración de Sepulcro Histórico de la bóveda que guarda los restos del cantor y su madre Berta Gardes. Durante varios años tuvo a su cargo la audición La Rosa que engalana en La 2x4, emisora de radio de Buenos Aires.