LOS PIONEROS

LOS PIONEROS

160 KM/H Y 307 KM DE AUTONOMÍA (1870-1906) HISTORIAS DEL COCHE ELÉCTRICO

19,00 €
IVA incluido
Disponible en 1 semana
Editorial:
DOCE CALLES EDITORIAL
Año de edición:
Materia
Motor
ISBN:
978-84-9744-218-3
Páginas:
120
Encuadernación:
Otros
Colección:
VARIOS
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La historia del vehículo eléctrico es una parte fascinante de la evolución de la humanidad, aunque haya sido escondida, malinterpretada y despreciada durante años en pro de unas tendencias erróneas. Este camino tortuoso parece conducirnos ahora hacia un futuro esperanzador. Hacía falta mucho ingenio para entender la energía eléctrica y transformarla en una fuerza que se pudiese utilizar para propulsar un automóvil. Unos lograron concentrar esta energía y almacenarla, mientras que otros dieron los pasos necesarios para crear vehículos que se movieran sin utilizar la tracción animal. Las carreras automovilísticas, consecuencia del indomable espíritu del ser humano, ayudaron a mejorar los vehículos y sus componentes de los vehículos con gran efi cacia y rapidez; además, atrajeron a los espectadores y acapararon la atención de los medios. El coche eléctrico salió así de su escondite y se convirtió en una alternativa válida de transporte. Para fabricar el coche eléctrico fue necesario un tejido industrial dedicado a la electricidad y, más tarde, a la electrónica. Se crearon nuevos componentes y piezas, se mejoraron los materiales y se desarrollaron nuevos inventos con el objetivo de adaptarse a unas exigencias cada vez mayores. Los primeros usuarios de los coches eléctricos fueron los taxistas. La posibilidad de ofrecer un servicio de transporte público individual, silencioso y no contaminante interesó a la administración, que intuía las ventajas de esta opción respetuosa con el medio ambiente.

La historia del vehículo eléctrico es una parte fascinante de la evolución de la humanidad, aunque haya sido escondida, malinterpretada y despreciada durante años en pro de unas tendencias erróneas. Este camino tortuoso parece conducirnos ahora hacia un futuro esperanzador. Hacía falta mucho ingenio para entender la energía eléctrica y transformarla en una fuerza que se pudiese utilizar para propulsar un automóvil. Unos lograron concentrar esta energía y almacenarla, mientras que otros dieron los pasos necesarios para crear vehículos que se movieran sin utilizar la tracción animal. Las carreras automovilísticas, consecuencia del indomable espíritu del ser humano, ayudaron a mejorar los vehículos y sus componentes de los vehículos con gran efi cacia y rapidez; además, atrajeron a los espectadores y acapararon la atención de los medios. El coche eléctrico salió así de su escondite y se convirtió en una alternativa válida de transporte. Para fabricar el coche eléctrico fue necesario un tejido industrial dedicado a la electricidad y, más tarde, a la electrónica. Se crearon nuevos componentes y piezas, se mejoraron los materiales y se desarrollaron nuevos inventos con el objetivo de adaptarse a unas exigencias cada vez mayores. Los primeros usuarios de los coches eléctricos fueron los taxistas. La posibilidad de ofrecer un servicio de transporte público individual, silencioso y no contaminante interesó a la administración, que intuía las ventajas de esta opción respetuosa con el medio ambiente.

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