El término Tarteso motiva de inmediato el interés del público, ya sea por el misterio que aún suscita, por las leyendas que lo envuelven o por los espectaculares hallazgos arqueológicos que cada día nos acercan más y más a su realidad cultural. Hasta no hace mucho, la cultura tartésica se identificaba con un amplio elenco de objetos que mostraban un innegable estilo mediterráneo como consecuencia de la colonización oriental protagonizada mayoritariamente por los fenicios. Pero el cambio de siglo ha venido marcado por intervenciones arqueológicas en yacimientos tartésicos que han servido para avanzar de forma muy sensible en la investigación y, en algunos casos, como en el Carambolo (Camas, Sevilla), Ayamonte (Huelva), o las ciudades de Huelva, Cádiz o Lisboa, para cambiar algunos paradigmas establecidos desde el siglo anterior.