El crítico musical Fernando Fraga ofrece en su nuevo libro no sólo la definitiva biografía de Maria Callas en español, sino un recorrido exhaustivo y apasionante por su carrera musical, los detalles de sus actuaciones y giras operísticas y conciertos, así como un comentario ameno y erudito del extraordinario legado musical que suponen sus grabaciones de estudio y en directo. Por delante de esos tres ½monstruos+ de la ópera que fueron el tenor Enrico Caruso, la soprano Rosa Ponselle y el barítono Titta Ruffo, la genial Maria Callas fue la más grande soprano de todos los tiempos, conocida ya en vida como La Divina. Con una personalidad arrolladora y gran magnetismo, dominaba la escena y daba vida a los personajes que interpretaba con una diversidad de matices, tan oportunos para sacar partido del momento como para revelar la psicología del personaje, posiblemente como ninguna otra cantante había hecho antes que ella. Su voz múltiple ?ligera, lírica y dramática? abarcaba el repertorio, clásico, romántico y verista de tres siglos y medio de música melódica. No ha habido otra voz con que sea comparable, ni la Malibrán, ni Giuditta Pasta, ni la Patti. Su técnica, su voz y su fraseo, con su personalísimo timbre expresivo y ese aura de profunda melancolía que sólo ella era capaz de insuflar, estuvieron siempre al servicio de un retrato global de los personajes, de una profundidad hasta entonces desconocida en la historia de la ópera.
El crítico musical Fernando Fraga ofrece en su nuevo libro no sólo la definitiva biografía de Maria Callas en español, sino un recorrido exhaustivo y apasionante por su carrera musical, los detalles de sus actuaciones y giras operísticas y conciertos, así como un comentario ameno y erudito del extraordinario legado musical que suponen sus grabaciones de estudio y en directo.
Por delante de esos tres «monstruos» de la ópera que fueron el tenor Enrico Caruso, la soprano Rosa Ponselle y el barítono Titta Ruffo, la genial Maria Callas fue la más grande soprano de todos los tiempos, conocida ya en vida como La Divina. Con una personalidad arrolladora y gran magnetismo, dominaba la escena y daba vida a los personajes que interpretaba con una diversidad de matices, tan oportunos para sacar partido del momento como para revelar la psicología del personaje, posiblemente como ninguna otra cantante había hecho antes que ella. Su voz múltiple ?ligera, lírica y dramática? abarcaba el repertorio, clásico, romántico y verista de tres siglos y medio de música melódica. No ha habido otra voz con que sea comparable, ni la Malibrán, ni Giuditta Pasta, ni la Patti. Su técnica, su voz y su fraseo, con su personalísimo timbre expresivo y ese aura de profunda melancolía que sólo ella era capaz de insuflar, estuvieron siempre al servicio de un retrato global de los personajes, de una profundidad hasta entonces desconocida en la historia de la ópera.
