Conserva nuestro artista los recuerdos de lo vivido en aquello que dibuja y su alma se va quedando repartida de alguna manera en esos lugares en los que tuvo algo parecido a una conversación con un paisano. Y ocurre que, de vez en cuando, y más en los países pobres, una desgracia atroz parte el país visitado en dos, hay una catástrofe natural que sacude los cimientos de la tierra y se lleva por delante una cantidad de vidas tan enorme que desde nuestro mundo no podemos hacernos a la idea de cómo debe ser sufrir en carnes propias la representación real del fin del mundo. [...] Siempre me gustan los cuadernos de Flores, pero este en caso particular me provoca un cierto estremecimiento. Gracias. (Prólogo escrito por Elvira Lindo)
Conserva nuestro artista los recuerdos de lo vivido en aquello que dibuja y su alma se va quedando repartida de alguna manera en esos lugares en los que tuvo algo parecido a una conversación con un paisano. Y ocurre que, de vez en cuando, y más en los países pobres, una desgracia atroz parte el país visitado en dos, hay una catástrofe natural que sacude los cimientos de la tierra y se lleva por delante una cantidad de vidas tan enorme que desde nuestro mundo no podemos hacernos a la idea de cómo debe ser sufrir en carnes propias la representación real del fin del mundo. [...] Siempre me gustan los cuadernos de Flores, pero este en caso particular me provoca un cierto estremecimiento. Gracias. (Prólogo escrito por Elvira Lindo)