½Al señor Dominique Brulé le gusta llegar de noche a suáfloristería. Siempre cierra los ojos antes de encender las lucesáy les da un tiempo a sus plantas para que se coloquen porqueáimagina que han estado toda la noche mezclándose unasácon otras. Nunca las pilla en movimiento, un día sucederá.áCuando inauguró la tienda pensó encerrarse y dejarse morir,ápero al ver que las tímidas siemprevivas sobrevivían sin aguaádespués de semanas sin atención alguna, se dio cuenta de queáél también podría vivir sin su amor+.L?Etoile Manquante, la floristería del señor Dominique, es elálugar preferido de Mercedes y Tilde, dos españolas que llevanámás de cuarenta años trabajando en Francia. Las dos creenáque están solas, porque a Mercedes la abandonó su maridoánada más cruzar la frontera y Tilde no fue capaz de encontraráa quien la quisiera. Un buen día, se instala en sus vidas unáhuracán encarnado en la joven Violeta, que llega de Madridáhuyendo de un amor que se empeña en perseguirla.
«Al señor Dominique Brulé le gusta llegar de noche a su floristería. Siempre cierra los ojos antes de encender las luces y les da un tiempo a sus plantas para que se coloquen porque imagina que han estado toda la noche mezclándose unas con otras. Nunca las pilla en movimiento, un día sucederá. Cuando inauguró la tienda pensó encerrarse y dejarse morir, pero al ver que las tímidas siemprevivas sobrevivían sin agua después de semanas sin atención alguna, se dio cuenta de que él también podría vivir sin su amor».
L?Étoile Manquante, la floristería del señor Dominique, es el lugar preferido de Mercedes y Tilde, dos españolas que llevan más de cuarenta años trabajando en Francia. Las dos creen que están solas, porque a Mercedes la abandonó su marido nada más cruzar la frontera y Tilde no fue capaz de encontrar a quien la quisiera. Un buen día, se instala en sus vidas un huracán encarnado en la joven Violeta, que llega de Madrid huyendo de un amor que se empeña en perseguirla.