NOCHES DE TUNICIA. Había una taza de café sobre la mesa cuandocomenzamos a leer Noches de Tunicia de Antonio Soto Alcón. El tiempose detuvo mientras la luz cálida de la tarde entraba por la ventana.Estaba leyendo una historia de amor tan hermosa como trágica. Todahistoria de amor lleva esa herida. Y te sumerges de lleno en suspáginas deseando que jamás terminara tanta belleza. Pero atardeciósobre los cristales y la llama de la vela se apagó con la muerte deIdris.