Manuel Neila (Hervás, Cáceres, 1950) pasó sus años de infancia y juventud en Asturias y estudió Filología Románica en la Universidad de Oviedo. Desde hace algún tiempo, colabora en revistas literarias como Clarín, Turia, Quimera y Cuadernos Hispanoamericanos. Poeta cauteloso y casi secreto, se decantó enseguida por la poesía esencial y el silencio del que emerge. Tras la publicación de Clamor de lo incesante (1978), fue incluido en la antología Las voces y los ecos (1980), de José Luis García Martín. Entre sus publicaciones más recientes destacan El silencio roto (1998), Las palabras y los días (2000) y la edición bilingüe de Cantos de frontera (2003), cuya versión francesa corre a cargo de Michelle Serre. Ha reunido sus libros de poesía en el volumen Huésped de la vida (2005). Su persistente dedicación a la escritura fragmentaria se viene materializando en títulos como El silencio roto, Palabras en vilo, La voz desnuda y Juicios en alarde (los tres últimos, inéditos), de los que estos Pensamientos de intemperie constituyen la quintaesencia.
Manuel Neila (Hervás, Cáceres, 1950) pasó sus años de infancia y juventud en Asturias y estudió Filología Románica en la Universidad de Oviedo. Desde hace algún tiempo, colabora en revistas literarias como Clarín, Turia, Quimera y Cuadernos Hispanoamericanos. Poeta cauteloso y casi secreto, se decantó enseguida por la poesía esencial y el silencio del que emerge. Tras la publicación de Clamor de lo incesante (1978), fue incluido en la antología Las voces y los ecos (1980), de José Luis García Martín. Entre sus publicaciones más recientes destacan El silencio roto (1998), Las palabras y los días (2000) y la edición bilingüe de Cantos de frontera (2003), cuya versión francesa corre a cargo de Michelle Serre. Ha reunido sus libros de poesía en el volumen Huésped de la vida (2005). Su persistente dedicación a la escritura fragmentaria se viene materializando en títulos como El silencio roto, Palabras en vilo, La voz desnuda y Juicios en alarde (los tres últimos, inéditos), de los que estos Pensamientos de intemperie constituyen la quintaesencia.
