La cofundadora de Mujeres Libres da testimonio de su amistad con el artista y de la ayuda que este brindó a los exiliados republicanos en ParÃs"Los comienzos en ParÃs son siempre duros, difÃciles: hay que adaptarse al clima, a los frÃos inviernos, al idioma, a las costumbres, hay que trabajar mucho." Cuando Mercedes Comaposada Guillén, llega exiliada a ParÃs en 1939, su encuentro con Picasso se convierte en un acontecimiento que marca su vida e inaugura una amistad que durará décadas. Sus memorias trazan un retrato del Picasso más humano y cotidiano, más próximo a los españoles derrotados, a los que ayudó y sirvió de vÃnculo con la sociedad francesa. Su testimonio es un valioso documento para conocer la vida de los exiliados españoles a su llegada a Francia con solo lo que pudieron cargar, sin saber dónde iban a dormir, cómo iban a calentarse en el frÃo invierno o qué iban a comer.