En un buen mantel literario caben todo tipo de ingredientes, a condición de que se sepan usar de un modo adecuado. En el caso del presente poemario, la política, entendida como conciencia y diálogo del autor con su tiempo, y la poesía, que se presenta como un segundo renacimiento árabe, se combinan en una receta sazonada con una lírica rigurosa y alejada de los tópicos al uso. El poemario está atravesado por una mirada indisimulablemente propalestina. El deseo de conseguir la paz y un aroma feminista lo recorren desde sus primeras páginas: ?Escribe amor y camina. Escribe Palestina y sigue caminando. Escribe futuro y piensa en los árboles que colgaban de su ventana en los días de fiesta. No escribe odio y comba la espalda contra la arena del desierto?.