En Política exterior española. Un balance de futuro se presenta una perspectiva de gran angular de la política exterior española, en la que se conjuga el pasado con el presente y, sobre todo, con las perspectivas de futuro. A lo largo de sus dos volúmenes se desgranan las claves que afectan a la configuración de la política exterior española y que marcarán el futuro de la misma. José María Beneyto, Juan Carlos Pereira, Celestino del Arenal, Francesc Granell, Miguel Hernando de Larramendi, Emilio Casinello, Florentino Rodao o Esther Barbé, entre otros muchos destacados historiadores, politólogos, juristas, periodistas, economistas, diplomáticos y políticos en activo, se dan cita en esta obra colectiva para presentarnos la pluralidad de actores, el marco de acción, así como las áreas principales de la acción exterior de una potencia media como España. La pluralidad de voces que se han logrado reunir responde al espíritu de una política de consenso de la que nos habla Marcelino Oreja en el prólogo de la obra, y que constituyó su leitmotiv como ministro de Asuntos Exteriores.
En Política exterior española. Un balance de futuro se presenta una perspectiva de gran angular de la política exterior española, en la que se conjuga el pasado con el presente y, sobre todo, con las perspectivas de futuro. A lo largo de sus dos volúmenes se desgranan las claves que afectan a la configuración de la política exterior española y que marcarán el futuro de la misma. José María Beneyto, Juan Carlos Pereira, Celestino del Arenal, Francesc Granell, Miguel Hernando de Larramendi, Emilio Casinello, Florentino Rodao o Esther Barbé, entre otros muchos destacados historiadores, politólogos, juristas, periodistas, economistas, diplomáticos y políticos en activo, se dan cita en esta obra colectiva para presentarnos la pluralidad de actores, el marco de acción, así como las áreas principales de la acción exterior de una potencia media como España. La pluralidad de voces que se han logrado reunir responde al espíritu de una política de consenso de la que nos habla Marcelino Oreja en el prólogo de la obra, y que constituyó su leitmotiv como ministro de Asuntos Exteriores.