Si no quieres pasar verdadero terror, si no quieres que se te pongan los pelos de punta y la piel de gallina, no abras este libro, ni lo mires y, por supuesto, no lo leas... porque caerás en sus redes. Te atraparán unos pastores que se transforman en serpientes trituradoras; adolescentes de ultratumba; fantasmales pies sospechosos de asesinato; plantas malignas...