RECETAS DE UN AGENTE SECRETO

RECETAS DE UN AGENTE SECRETO

15,00 €
IVA incluido
Disponible entre 3-6 días
Editorial:
ERIDE
Año de edición:
Materia
Literatura Juvenil
ISBN:
978-84-16321-13-1
Páginas:
274
Encuadernación:
CUARTO - RUSTICA
Colección:
15,00 €
IVA incluido
Disponible entre 3-6 días

½Cuando Maximino Malinar decidió abandonar el Servicio Secreto, eligió instalarse en Pontillano, una ciudad bonita y pequeña donde empezar de nuevo. Nunca había estado allí antes, pero le gustó el nombre y, además, nadie conocía su pasado. Max pensó en abrir una Escuela de Cocina y llevar una vida tranquila, quizá incluso aburrida. Pero no es fácil aburrirse en Pontillano. Esta ciudad oculta muchos secretos, nada es lo que parece y algunos de sus humanos son muy peligrosos. Además, los espías no logran cambiar de vida sin tener problemas. Yo, por mi parte, soy afortunado. Colaboré con el Servicio Secreto como robot de telecomunicaciones hasta que un día me dieron de baja en el inventario, sin más. Hubiera ido a parar al vertedero de basura de no ser por Aurelio. Ese loco ayudante del chef Malín me ocultó y me trajo a la Escuela de Cocina. ¡Si hubierais visto la cara de Max cuando me vio aparecer! ¡Qué enfado tenía! Pero logré convencerle para que me diera una oportunidad. Chef Malín me ha cambiado el nombre, ahora me llamo Lucas y voy a ser su robot de cocina. +Quieres que te enseñe a comer bien?+.

«Cuando Maximino Malinar decidió abandonar el Servicio Secreto, eligió instalarse en Pontillano, una ciudad bonita y pequeña donde empezar de nuevo. Nunca había estado allí antes, pero le gustó el nombre y, además, nadie conocía su pasado. Max pensó en abrir una Escuela de Cocina y llevar una vida tranquila, quizá incluso aburrida.
Pero no es fácil aburrirse en Pontillano. Esta ciudad oculta muchos secretos, nada es lo que parece y algunos de sus humanos son muy peligrosos. Además, los espías no logran cambiar de vida sin tener problemas.
Yo, por mi parte, soy afortunado. Colaboré con el Servicio Secreto como robot de telecomunicaciones hasta que un día me dieron de baja en el inventario, sin más. Hubiera ido a parar al vertedero de basura de no ser por Aurelio. Ese loco ayudante del chef Malín me ocultó y me trajo a la Escuela de Cocina. ¡Si hubierais visto la cara de Max cuando me vio aparecer! ¡Qué enfado tenía! Pero logré convencerle para que me diera una oportunidad. Chef Malín me ha cambiado el nombre, ahora me llamo Lucas y voy a ser su robot de cocina. ¿Quieres que te enseñe a comer bien?».