En el siglo XVI Sevilla era la puerta de entrada del oro y las riquezas de América. La ciudad se convirtió en un imán que atraÃa a maleantes, jaques, pÃcaros y ruanes que pululaban por sus calles. Entre ellos se movÃa Miguel de Cervantes, que conoció a fondo la ciudad e incluso pasó un tiempo entre los muros de su cárcel. Su pluma prodigiosa retrató con todo lujo de detalles esa Sevilla de los bajos fondos y el mal vivir.