Si existe un tema tabú en nuestra sociedad, sin duda es la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual o trastornos del desarrollo. Pero lo más lamentable es que si lo sigue siendo es porque, probablemente sin quererlo y desde luego sin ser conscientes de ello, somos nosotros mismos quienes seguimos perpetuando esta situación. Y es que este tema nos incomoda, por lo que no es de extrañar que no encontremos nunca el momento de abordarlo.Cuando tenemos que enfrentarnos a cuestiones relativas a su sexualidad con personas con discapacidad intelectual -la mayoría de las veces nuestros hijos e hijas, pero a menudo también otros familiares- un sentimiento suele paralizarnos: nuestra sensación de incapacidad. Pero lo cierto es que si dejamos de lado nuestros miedos, todos estamos capacitados para llevar a cabo esta tarea y lo único realmente dañino es eludirla.Evitemos que la sexualidad siga estando vedada a las personas con discapacidad intelectual. Es hora de romper este injustificable silencio. Hay que hablar de la sexualidad con estas personas y hay que empezar a hacerlo ya. Parafraseando al autor de este libro: hay tarea. Solo hay que poner un poco más de empeño.