Interesantes reflexiones sobre la misteriosa y multiforme realidad del sufrimiento, que a todos nos une, llevándonos a través de la variada y enriquecedora multiplicidad de caminos que el hombre ha recorrido para responder con sensatez y responsabilidad a este interrogante, grande y universal. Un interrogante que nace de un grito que es raíz y vértice de toda búsqueda humana. En clave de lectura unitaria que imprime su sello a las fragmentarias meditaciones aquí propuestas. Por ser hijo del hombre, Jesús sufre, y sufre tanto que la imagen que mejor le representa es la del crucificado en el madero del Gólgota. Por eso, cada uno de nosotros puede sentirse uno con EL.
Piero Coda, eminente teólogo, recoge algunas reflexiones sobre la misteriosa y multiforme realidad del sufrimiento que a todos nos hermana, llevándonos a través de la variada y enriquecedora multiplicidad de caminos que el hombre ha recorrido para responder con sensatez y responsabilidad a este interrogante, grande y universal.
La clave de lectura unitaria es la que trata de dar figura al título de esta obra: Si el que sufre es el hijo del hombre. Por ser hijo del hombre, Jesús sufre, y sufre tanto que la imagen que mejor le representa es la del crucificado en el madero del Gólgota. Cada uno de nosotros, cuando sufre, puede sentir a Jesús cerca de él, descubrirlo dentro de él.