½La legalidad es condición de libertad. Sin certeza del derecho no puede existir libertad política+. Frente al ½espantoso caos de un mundo en ruinas+, en el terrible invierno de 1943-1944, Piero Calamandrei comprendió cómo toda esperanza de ½resurgimiento duradero+ tenía que fundarse sobre el restablecimiento del principio de legalidad como ½método de gobierno+. Si el fascismo había sido el régimen de la ilegalidad desplegada, una legalidad republicana no solo debía ser considerada fundamento esencial de la libertad, sino que tendría que ser también ½una legalidad capaz de modificar todas las leyes menos las puestas a priori como condiciones necesarias para el respeto de la libertad+. El principio y valor de la legalidad en sus diversas implicaciones es el eje en torno al cual gira la peripecia teórica del gran procesalista y también constitucionalista que fue Piero Calamandrei: ½el tema/problema de toda su vida de jurista+, según se ha dicho. Pero no se trata de un eje inmóvil, pues a lo largo de esta experimentó una evolución significativa, que acredita en él la ausencia de dogmatismo, la presencia de una viva sensibilidad hacia los estímulos del entorno, y la permanente disposición a hacerse cargo de las exigencias que una realidad convulsa, y con frecuencia dramática, le planteó en su condición de hombre de derecho y ciudadano intensamente comprometido con la salud de la polis. El texto contenido en este libro da cuenta de uno de los momentos clave de ese rico itinerario.
«La legalidad es condición de libertad. Sin certeza del derecho no puede existir libertad política». Frente al «espantoso caos de un mundo en ruinas», en el terrible invierno de 1943-1944, Piero Calamandrei comprendió cómo toda esperanza de «resurgimiento duradero» tenía que fundarse sobre el restablecimiento del principio de legalidad como «método de gobierno».
Si el fascismo había sido el régimen de la ilegalidad desplegada, una legalidad republicana no solo debía ser considerada fundamento esencial de la libertad, sino que tendría que ser también «una legalidad capaz de modificar todas las leyes menos las puestas a priori como condiciones necesarias para el respeto de la libertad».
El principio y valor de la legalidad en sus diversas implicaciones es el eje en torno al cual gira la peripecia teórica del gran procesalista y también constitucionalista que fue Piero Calamandrei: «el tema/problema de toda su vida de jurista», según se ha dicho. Pero no se trata de un eje inmóvil, pues a lo largo de esta experimentó una evolución significativa, que acredita en él la ausencia de dogmatismo, la presencia de una viva sensibilidad hacia los estímulos del entorno, y la permanente disposición a hacerse cargo de las exigencias que una realidad convulsa, y con frecuencia dramática, le planteó en su condición de hombre de derecho y ciudadano intensamente comprometido con la salud de la polis. El texto contenido en este libro da cuenta de uno de los momentos clave de ese rico itinerario.