Por sus páginas desfilan los personajes de los Noctámbulos de Hopper, laberintos con muros de espejos en los que Teseo y el Minotauro son dos caras de una misma moneda, niños que desean crecer y enfrentarse a la confusión que les genera su reflejo en un cristal y el desánimo de sueños fracasados. Los antagonistas, por tanto, son ellos mismos y la realidad, de la que quieren escapar.