Como único mérito de estas pocas historias cortas está el de no pretender ser fábulas de ningún tipo. No se afane el lector en hallar una moraleja a lo que se cuenta. Los relatos fundan, culminan y despiden para siempre un subgénero literario creado ex profeso: "narrativa nerviosa". En este subgénero, caduco nada más nacer, el narrador o el protagonista son personajes al borde del colapso, superados por lo que les sucede, o sea, por la propia existencia. Seres que experimentan la realidad como un incendio, por lo que solo pueden tocar el mundo en breves instantes para no quemarse y aguantar un poco más hasta el definitivo sofoco y combustión. Llaman éxtasis a lo que no es más que muerte, pura muerte.